El martes recién pasado la situación no dio para más. Después de seis meses de negociaciones con los bancos, la fábrica y comercializadora de zapatos Caprice se declaró en quiebra.

El miércoles llegó hasta Concepción la síndico de quiebras Loreto Ried para comunicarle a los trabajadores que pese a los esfuerzos de los dueños era imposible que la compañía con 85 años en el mercado siguiera funcionando.

El impacto fue total para los 230 empleados que estaban en sus puestos de trabajo. Según cuenta Alejandro Espinoza, abogado de la empresa, la situación fue difícil porque muchos de ellos llevaban hasta 50 años en esta empresa familiar que se fundó en 1927 y que era, hasta ahora, una de las pocas fábricas de zapatos en el país.

«Se trató de llegar a acuerdo con los bancos acreedores que eran bastantes. BCI, BancoEstado, Security y Corpbanca nos apoyaron mucho, pero hubo otros que tuvieron una posición muy dura y nos mandaron a Dicom», cuenta Espinoza. Luego de eso, fue imposible renovar las líneas de crédito y la situación se complicó para la empresa de la familia Poch que tenía ventas anuales por $ 5 mil millones y deudas, según Espinoza, por unos $ 4 mil millones.

El lunes próximo se hará el despido oficial de los trabajadores y se les entregará la liquidación con lo adeudado. «La empresa tiene bienes para responder a las obligaciones laborales. Hay cuentas por cobrar», asegura Ried.

El factor China y las grandes tiendas
El rubro zapatero y del cuero, en general, se ha complicado en los últimos años. La llegada de los productos chinos y la competencia de los grandes retailers han reducido la cantidad de empresas del rubro. «Caprice antes le vendía a pequeños comerciantes pero éstos desaparecieron con las grandes tiendas», asegura Espinoza, quien agrega que a eso se suman las condiciones de compra de los retailers que pagan a plazos que dificultan las operaciones.

El mismo miércoles que se cerró la fábrica de Concepción se quedaron sin proveedor varias empresas locales. Caprice le confeccionaba todos los zapatos a LAN, la gran mayoría de los zapatos a Gacel y hacia entregas a tiendas grandes y chicas.

Los 10 locales que tiene la compañía en Concepción y en Santiago continúan abiertos y debieran seguir estándolo, según cuenta Espinoza. «Se está tratando de vender los zapatos a precio comercial porque si se van a remate, no se logra recuperar mucho», explica el abogado.

Fuente : La Segunda