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Cajas solidarias de Navidad se diversifican: las organizan parroquias, particulares y empresas

Cajas solidarias de Navidad se diversifican: las organizan parroquias, particulares y empresas
22 diciembre, 2014

En Chile, la Navidad es más que celebraciones, tacos y compras, también es solidaridad, y la campaña de las cajas, que partió organizando la Iglesia Católica y que hoy se ha expandido a colegios, grupos de amigos e incluso empresas, es una tradición.

La iniciativa comenzó en la parroquia de Los Castaños de Vitacura hace 30 años, cuando los feligreses decidieron ir en ayuda de sus vecinos de la Villa El Dorado con una caja de alimentos para que celebraran una cena de Navidad. Hoy esta campaña se ha expandido, y se calcula que llegará a más de 30 mil familias de todo Chile.

Sólo la cruzada de la Iglesia Católica «Navidad con el Hermano», organizada por la Vicaría de la Pastoral Social a través de Caritas Santiago, entrega 12 mil cajas de alimentos en la capital.

Estas cajas se venden a la salida de las misas a $4 mil, dinero que sirve para agregar un pollo que luego se entrega cuando se reparten las cajas. La familia que la compra la llena con una lista de alimentos básicos cuyo valor va de entre los 20 mil y los 25 mil pesos.

Además, hay parroquias que llevan adelante sus cruzadas particulares para destinatarios que ellos definen, como Santa Rosa de Lo Barnechea, que va en ayuda de los vecinos del Cerro 18, de la misma comuna. O parte de las canastas que se hacen en la parroquia Santa María de Las Condes que irán a Valparaíso para las familias afectadas por el incendio de abril pasado.

También hay colegios que las hacen para ir en ayuda de grupos a los que apoyan durante el año, como los Sagrados Corazones de Manquehue, que las reparten a familias de La Granja, San Joaquín, Lo Espejo y Lo Barnechea.

Empresas y privados

A nivel nacional, la iniciativa privada más grande se llama «Misión Noche Buena», y es organizada por las empresas filiales del grupo CGE, que coordina la recolección en las regiones en cooperación con otras empresas, gremios y colegios. Son apoyados por las diócesis de la iglesia Católica, que los ayudan a definir a las familias receptoras. Este año darán 12 mil cajas.

También hay iniciativas impulsadas por particulares. Como la de seis amigos ex alumnos de la Universidad Católica que partieron hace once años donando cajas de Navidad a un consultorio de Cerro Navia. Con muchas ganas y poco conocimiento de la logística que implicaba, invitaron por mail a sus amigos a ayudarlos. El primer año lograron 300 cajas, y ayer entregaron 400, con las que calculan que esta Navidad cenarán 1.600 personas.

«Los últimos años nos quedó plata de la que recolectamos para hacer cajas y, cuando cumplimos diez años, empezamos un proyecto de microcrédito para ayudar a la gente con sus negocios», cuenta Juan Cristóbal Peralta. Después de evaluar a los candidatos, aportaron a 12 emprendimientos. Freidoras de papas fritas, máquinas de coser y triciclos, son parte de lo que financiaron.

Un regalo de familia a familia

Carolina González hace la caja desde que se casó, hace 14 años. Es una tradición familiar, y hoy involucra a sus tres hijos en la tarea. «Ellos a veces escriben una carta o pintan un dibujo para la familia. La caja congrega, tiene un sentido como familia de enseñar a tu hijo a ser solidario», dice.

«Ésta es una forma muy concreta de ir al encuentro de otros. El sentido es que la alegría del nacimiento de Jesús nos lleva a compartir con los que más lo necesitan», explica el padre Osvaldo Fernández de Castro, párroco de San Juan Apóstol de Vitacura, que este año donó cenas para 1.150 familias.

A días de la Navidad, faltan 600 cajas

«Las necesidades son muchas, siempre tenemos más demanda que oferta, y nos comprometemos antes de saber cuántas cajas lograrán hacer las parroquias», explica Gabriela Hume, encargada de la campaña en Caritas.

Este año está nerviosa, porque el jueves pasado, a cinco días de que se repartan las cajas, labor programada para el martes, le faltaban seiscientas.

Año a año la vicaría recibe pedidos de nuevas parroquias que quieren recibir cajas y también fundaciones, pero no las acepta, porque no tiene más donantes.

«Este año por primera vez tenemos parroquias mixtas; es decir, capillas de Ñuñoa y una de Las Condes, que además de ser donantes, tienen entre sus propios vecinos a gente de escasos recursos que es receptora», explica Arturo Valdivia, que también está a cargo de la campaña en Caritas.

La logística tras las cajas

Desde marzo Caritas trabaja en las cajas. Parte dando cuenta a las parroquias donantes de lo entregado la Navidad anterior para luego comprometerlas con la próxima campaña. Paralelamente en las parroquias receptoras se catastran las necesidades de los vecinos y se elige a los destinatarios entre los más vulnerables.

«De agosto hasta octubre las parroquias donantes dicen la cantidad de cenas que pueden ofrecer. Se hace un cuadre, y siempre la demanda es mayor que la oferta, pero ocurre el milagro de Navidad, y logramos cuadrar lo que se pide con lo que se entrega», dice el padre Andrés Moro, vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores.

Fuente : El Mercurio