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Panorama sombrío para las grandes empresas

Panorama sombrío para las grandes empresas
24 octubre, 2014

El método parecía comprobado y prácticamente imbatible: invertir en las blue chips , las empresas con varias décadas de vida y de las que se podrá descontar un buen desempeño en las buenas y en las malas.

Ahora, sin embargo, estos baluartes del mercado están mostrando síntomas de envejecimiento. La estabilidad se ha convertido en estancamiento a medida que las empresas otrora consideradas entre las más fiables del mercado registran un crecimiento débil, un trimestre lamentable tras otro.

La lista de estrellas que han perdido su resplandor es notable: AT&T, que el miércoles redujo su pronóstico de ganancias; Coca–Cola Co., que registró un aumento nulo en sus ventas; International Business Machines Corp., que echó por la borda su pronóstico de ganancias; Wal–Mart Stores Inc., cuyas ventas en locales abiertos durante más de un año no han aumentado en EE.UU. desde 2012; General Electric Co., cuya acción no ha superado los US$ 30 desde la crisis financiera de 2008.

Un tercio de los integrantes del Dow Jones ha registrado ingresos estancados o en descenso en los últimos 12 meses, según datos de Capital IQ. El crecimiento en la facturación de casi la mitad de los componentes del Dow no superó la tasa de inflación de EE.UU. de 1,7%.

Cada compañía tiene sus problemas idiosincrásicos y cada una está tomando medidas para afrontarlos. Pero por debajo de todo yace una sensación de malestar generalizado en empresas cuyas otrora poderosas fórmulas de éxito las dejaron demasiado grandes para cambiar ágilmente de dirección cuando las condiciones del mercado lo ameritaban.

«Ninguna de estas son compañías patológicas», apunta Anil Gupta, profesor de estrategia y emprendimiento de la Universidad de Maryland. En lugar de ello, habían adoptado lo que califica de recursos «pegajosos», no solo sistemas tecnológicos, sino también empleados y procesos empresariales enfocados en tener éxito en una particular gama de circunstancias.

El término blue chips fue acuñado a principios de los años 20 por el reportero de Dow Jones Oliver Gingold y fue consagrado en el Promedio Industrial Dow Jones, compuesto por 30 de las principales empresas de EE.UU.

El bajón de las gaseosas y tecnológicas

Coca–Cola es una de las empresas que inquietan a los inversionistas. El presidente ejecutivo Muhtar Kent había prometido que 2014 sería un «año de ejecución» después de que la empresa de bebidas no cumpliera sus metas de crecimiento de volumen e ingresos el año pasado. Pero cuando develó sus resultados del tercer trimestre el martes, había fracasado en casi todos los renglones. No cumplió con su meta de volumen por segunda vez en tres trimestres y redujo su objetivo de ventas a largo plazo. La compañía reconoció que anticipaba incumplir su meta de ganancias de fin de año y advirtió que el próximo año no sería mucho mejor.

La empresa solía tener una fórmula secreta, y no solamente para producir Coca–Cola. También sabía cómo vendérsela a las embotelladoras, una estrategia lucrativa durante años. Pero la situación ha cambiado.

El volumen de la industria de gaseosas ha caído durante 10 años consecutivos a medida que los estadounidenses han reducido su consumo de bebidas azucaradas. Las ventas en los mercados internacionales como China, Brasil y Rusia, se han desacelerado o revertido con respecto del año pasado. El consumo de la gaseosa cayó en México después de que el gobierno implementó en enero un impuesto a las bebidas azucaradas.

Kent atribuye el bajón principalmente a la debilidad del consumo y la volatilidad económica en buena parte del mundo. «No veo que esto vaya a mejorar de la noche a la mañana. Es la nueva normalidad», afirmó el martes en una teleconferencia.

En tanto, el problema actual de IBM fue su solución de hace dos décadas, cuando incursionó en los servicios y se alejó del hardware como parte de una transformación que salvó al conglomerado. Pero hoy los clientes están eligiendo cada vez más servicios más sencillos y el software y el poder computacional se alquilan por internet.

IBM se encuentra en ese segmento, pero la transición implica menos trabajo para las legiones de consultores de la empresa y el nuevo negocio de computación en la nube no es lo suficientemente grande para compensar la caída de otros negocios.

IBM, en todo caso, sigue generando mucho efectivo –casi US$ 11 mil millones de sus operaciones en los primeros nueve meses de este año–, lo que le ofrece la artillería necesaria para realizar otra transformación importante.

Sydney Finkelstein, profesor de estrategia y liderazgo en la Escuela de Negocios Tuck de Dartmouth College, dice que hoy en día las blue chips enfrentan retos difíciles, como la globalización, el rápido cambio tecnológico y las operaciones complejas.

Fuente : El Mercurio