Realizar una acción solidaria, sin fines de lucro y basada en la confianza es el principal motivo por el que 11 cafés del país han decidido participar de Café Pendiente, una iniciativa popular en países como Argentina e Italia, que fue traída a Chile hace poco más de un mes por tres amigos diseñadores.

Se trata de una manera simple de regalarle un café a una persona de escasos recursos. Las cafeterías imprimen e instalan un cartel (disponible en la página web cafependiente.cl) que indica que son parte del proyecto. Cuando un cliente compra su bebida, puede dejar pagada otra para que esta sea regalada a un indigente o a quien la necesite.

«¿Quiénes somos nosotros para negarle un café a alguien? Por aquí anda mucho hombre de corbata, pero sin trabajo», aseguró Enzo Cambiaso, gerente general de Lucca Café (Providencia). En una semana han vendido 12 «cafés pendientes» que están esperando por alguien que los beba.

Lo mismo sucede en el Café Alvear (Ñuñoa), donde incluso adoptaron un sistema de vales para que el cliente pueda elegir a quien le regala el café o cualquier producto de la carta. En tres semanas han vendido 10 vales, pero no ha llegado nadie a cobrarlos. Según el dueño, Juan Carlos Alvear, esto pasa porque «aún poca gente los conoce y además es probable que las personas que lo necesitan pueden sentirse incómodas de entrar al local».

Marcelo Giglio, uno de los gestores del proyecto en Chile, que ya tiene cafeterías asociadas en Calama, Viña del Mar y hasta en Punta Arenas, cuenta que «cuando se nos ocurrió hacer esto, muchos nos dijeron que jamás iba a resultar. Al principio fue lento, pero de un día para otro se empezaron a sumar locales. La respuesta está siendo positiva».

Uno de esos negocios es el restaurante The Marraqueta Factory (Ñuñoa) donde acomodaron el modelo a su realidad. Cada 20 «cafés pendientes» acumulados –de $900– se llama a los organizadores para que retiren el café en termos, junto a vasos plásticos y galletas, para luego ser repartidas en barrios vulnerables. En dos semanas han vendido siete.

La difusión de Café Pendiente es principalmente a través de redes sociales y, en general, los dueños de las cafeterías opinan que esto no es más que un «gesto solidario», pero que, en el fondo, se trata de un «regalo para el alma».

«El éxito o fracaso depende de la cultura en la que se inserte, pues la base de este proyecto es la confianza, algo que aquí cuesta mucho», opina Enzo Cambiaso.

Aunque los organizadores de la iniciativa han recibido ofertas de marcas que quieren asociarse a la iniciativa, Giglio explica que «preferimos mantener nuestra independencia, porque creemos que así podemos abrazar a más gente».

Fuente : El Mercurio