«Si alguien visita hoy Concepción, difícilmente se dará cuenta de que esta ciudad sufrió un gran terremoto hace cinco años», dice Manuel Durán, vicepresidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de la capital de Biobío.

Gracias a que las edificaciones que se levantaron tras los grandes remezones del siglo pasado fueron de hormigón armado y acero, el 27–F solo dejó daños puntuales en añosas viviendas de uno a tres pisos y en nueve edificios del centro penquista. Eso sin contar, obviamente, el desplome del edificio Alto Río.

La reconstrucción en la zona céntrica fue rápida. «Fue con énfasis en la actividad comercial y de servicios, y muchos edificios de oficina, que representan la principal actividad de ese sector de la ciudad», dice Sergio Baeriswyl, Premio Nacional de Urbanismo y coordinador del Observatorio Metropolitano del Gran Concepción. Un mall , nuevas galerías comerciales y edificios de retail fueron parte de ese rápido avance.

El 2013 fue el punto de inflexión para recuperar la construcción en esta zona, afirma la CChC. Ese año la oferta de departamentos retomó su buen ritmo y 2014 cerró con una oferta de 2.104 departamentos.

Si bien en Concepción ha habido una fuerte renovación urbana, el punto negro son los terrenos baldíos posteriores al terremoto. Según el municipio de Concepción, de 118 sitios eriazos que quedaron en el centro (19 hectáreas) hoy se mantienen 53, o sea un 45%.

En esos amplios espacios, a través de un decreto municipal de julio de 2011 y ampliado en octubre de 2014, se frenó la apertura de estacionamientos. Al 27–F había 32 autorizados y quedaron en 62.

«No queremos limitar la actividad privada, sino ordenarla con una visión de desarrollo urbano y de administración eficiente de estos espacios», explica el alcalde Álvaro Ortiz.

Tal como en Talca, la mantención de estos sitios se debe a conflictos judiciales o familiares por la propiedad, y a la especulación, ya que los dueños esperan que suban de valor.

Sin embargo, también hay un factor de oportunidad comercial. El vicepresidente de la CChC comenta que hay terrenos baldíos en manos de inmobiliarias «que están desarrollando proyectos que saldrán al mercado en algún momento», asegura.

La mantención de sitios eriazos «impide la continuidad espacial y funcional de las calles, así como también la consolidación urbana del entorno», afirma Sergio Baeriswyl.

Fuente : El Mercurio