Aunque su fotografía se ha repetido en la prensa durante las últimas semanas, Héctor Humeres mantiene un perfil prácticamente impenetrable.

El abogado está jugando un rol clave en la disputa que mantienen la Corfo y SQM por las pertenencias mineras que posee el Estado en el Salar de Atacama y que le fueron arrendadas para su explotación a la empresa controlada por Julio Ponce hasta el 2030, contrato que la Corfo exige terminar anticipadamente por supuestos incumplimientos de la firma minera.

Fue árbitro durante el período conciliatorio que terminó sin éxito la semana pasada tras el rechazo de Corfo a la solución propuesta por Humeres. Y ahora es juez en el juicio arbitral al que se someterán las partes. Aunque contesta con amabilidad, se ha negado tajantemente a hablar del caso.

Quienes lo conocen lo describen como un personaje «duro» pero de «consenso». Sin filiación política –ha trabajado en gobiernos de todos los colores– tiene una formación transversal: la escuela en el Colegio de La Salle, egresó del Liceo Lastarria y estudió Derecho en la Universidad de Chile, donde hoy imparte clases como profesor titular, además de ser docente en algunos planteles privados.

También es consejero del Colegio de Abogados y según integrantes de su círculo cercano, hace carne su visión de que la verdad no está en los extremos, el blanco o el negro, o la A o la Z. Humeres es un convencido de que es posible encontrarla en el gris o en cualquier letra intermedia del alfabeto.

Héctor Humeres es hijo del ex contralor general de la República Héctor Humeres Magnan, quien en dictadura se negó a dar el pase para que Augusto Pinochet llamara ala consulta nacional de 1978 bajo el argumento de que el marco legal vigente no lo permitía. Lo jubilaron anticipadamente para llevarla a cabo.

De su padre heredó la profesión y la meticulosidad. De hecho, ha reescrito en 18 oportunidades el libro «Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social» de tres tomos, que inició su progenitor en la década del 50′ y que luego continuó él, transformándose en uno de los libros jurídicos más editados en Chile.

La batalla por el oro blanco

Con 67 años –casado por segunda vez con una abogada– hoy tiene la llave para resolver un conflicto judicial de importancia para el Estado como para la compañía, por los montos involucrados: de acuerdo con SQM, los productos que extrae del Salar de Atacama representan el 39% de sus ventas totales, que llegaron a US$ 2.014 millones en 2014, yen el mercado se estima que el fin del contrato podría llevarse consigo entre un 45% y 50% de la facturación global de la empresa.

Ha trascendido que SQM está dispuesta a negociar hasta el final un acuerdo con Corfo, con tal de no terminar el contrato anticipadamente, como pidió el ente estatal.

Si bien el fallo del caso que por estos días lo tiene en la palestra podría conocerse en hasta un año y medio más, dada la meticulosidad que lo caracteriza, personas que lo conocen bien no dudan que su decisión será tomada «con estricto apego al derecho», sopesando las pruebas según la ley y los contratos entre las partes más que de acuerdo a su propio parecer o a las presiones que reciba.

Los próximos pasos que vienen no son fáciles: tras el fracaso de la conciliación entre la minera no metálica y la Corfo, debe empezar el proceso probatorio.

Conocedores del caso cuentan que el proceso arbitral ya lleva más de tres tomos, a los que deberán agregarse todas las pruebas que aporten las partes en conflicto en el juicio.

Hoy SQM está cuestionada por su participación en el financiamiento irregular de la política y por el Caso Cascadas, «por lo que este juicio se ha visto contaminado políticamente», admite un cercano a Humeres.

Ésta no es la primera vez que Humeres debe resolver un conflicto de campanillas. Integró la Corte de Apelaciones de Santiago y como miembro del Centro de Arbitraje y Mediación (CAM) de la Cámara de Comercio de Santiago, le tocó dirimir, entre otras, la controversia entre Walmart y Parque Arauco por un terreno que ganó la empresa chilena.

Fuente : La Segunda