En 2001, Teresa Undurraga decidió dejar su puesto de gerente comercial en una destacada marca óptica para crear su propio negocio. Así nació Emporio La Rosa, la reconocida gelatería capitalina que destaca por ofrecer sabores de helado poco convencionales como miel de ulmo, té verde con mango, chocolate albahaca, chocolate avellana, naranja jengibre y yogurt guinda ácida, entre otros.

El negocio nació en el sector del Parque Forestal, en el centro de Santiago, como una alternativa para que los vecinos de la calle Lastarria pudieran reunirse con la familia o los amigos en un espacio acogedor e íntimo, inspirado en un típico almacén de barrio.

«En síntesis, la idea era que la gente del barrio pudiera identificarse y tener un espacio de consumo enfocado en el servicio y la calidad de los productos, y no en el precio», dice Undurraga, quien recuerda que «el primer día en que los santiaguinos conocieron Emporio La Rosa era agosto y llovía, pero el local estuvo lleno hasta la puerta de ingreso y hasta pasadas las 21:00 horas».

Si bien los primeros años fueron de eterna espera para comenzar a ver números azules, la empresaria asegura que su objetivo siempre fue ofrecer a los clientes productos que marcaran la diferencia y que prácticamente no existieran en el mercado local.

«Yo no sabía que terminaría siendo empresaria, pensé que acabaría teniendo un boliche, y aunque construí este local con vocación de crecimiento, no lo vi racionalmente así desde un inicio», reconoce.

El legado familiar

En 2004 y tras un fallido negocio, se unió a la firma el hermano de la empresaria, Francisco Undurraga, hoy otro pilar fundamental en el éxito de la compañía.

«En noviembre de 2004 tomé la decisión de salirme de la empresa donde yo estaba como ejecutivo y asumir una gerencia general en otro negocio, pero lamentablemente no llegó a buen puerto. Y así empecé a venir al local de mi hermana, para comenzar a buscar un trabajo donde me valoraran y me ofrecieran un mejor sueldo. Así se junto la cesantía con la ganas de hacer algo», comenta Francisco.

Para estos hermanos, el legado familiar fue el gran responsable de que pudieran desarrollar su propia empresa. Nietos del dueño de Viña Undurraga, Teresa y Francisco, desde pequeños vieron cómo el emprendimiento podía convertirse en una filosofía de vida.

«Nosotros venimos de familias de empresarios. Mi madre es artista, mi abuelo y mi familia paterna tenían una viña, la verdad es que siempre hemos visto a nuestra gente arriesgarse. Este era un proyecto que no podía fracasar, porque tampoco éramos niñitos ricos jugando al almacén y no nos daba lo mismo que nos fuera bien o mal. Eran los pocos ahorros, eran ganas y esperanza», dice Francisco.

Por su parte, Teresa asegura que «cuando hay una persona que tiene un ímpetu que los demás reconocen como una locura, hay un germen del emprendimiento. Y yo me siento súper orgullosa de eso. He mutado porque pasé de no conocerme como persona y como empresaria, a entender cuáles eran los desafíos que me interesaba desarrollar. Todos los días del empresario son un reto que tiene muchas responsabilidades», asegura.

Reinventando los sabores de helados y ofreciendo a sus clientes un mix de productos cada vez más sofisticados, Emporio La Rosa suma actualmente al local del Parque Forestal siete sucursales más en Parque Arauco, Costanera Center, Roger de Flor, La Dehesa, Drugstore, La Reina y Valparaíso.

Hoy cuenta con más de 200 trabajadores y este año pronostica crecer un 25% más que en 2011.

Fuente : El Diario Financiero