Con casi US$ 1.500 millones se quedaron los hermanos Nicolás y Felipe Ibáñez a comienzos de este año, tras vender a Walmart el 25% que les quedaba de la supermercadista en Chile.

Desde entonces, los hijos de Manuel Ibáñez, creador de D&S, analizan desde sus respectivos family offices, Drake Capital y Stars, dónde poner sus fichas.
Nicolás hoy es parte del directorio de la Fundación para el Progreso y el martes participó del lanzamiento del libro «Suecia, el otro modelo», de Mauricio Rojas, tras lo cual analizó las reformas que se están empujando el en país.

El empresario dijo que hay un clima adverso y que, por tanto, «todo parece indicar que estamos en un ciclo depresivo en materia de inversión».

–¿Tras su salida de Walmart en qué está invirtiendo?

–Estamos comprometidos con nuestro país, pero nos preocupa porque vemos que en este minuto las oportunidades reales de inversión en Chile están acotadas.

–Entonces ¿han frenado sus inversiones por todo lo que ocurre?

–Estamos frenados por el momento. Quisiéramos no estarlo, porque creemos en nuestro país y estamos comprometidos un 100% con él y estamos evaluando opciones para desarrollar actividades que sean rentables, generadoras de bienes y servicios requeridos por la población.

Críticas al gobierno

–¿Cómo ve las reformas que se están implementando en el país?
–El planteamiento que hace el gobierno de la Nueva Mayoría es interesante y provocativo y nos obliga a pensar seriamente en la manera de desarrollar una plataforma política que sea atractiva e inspiradora para capturar el interés de la gran mayoría de los chilenos, que aspiran a un país mejor y que quieren ver que el ámbito de sus libertades no sean restringidas, sino que, ojalá, aumentado.
–¿Los cambios en curso restringen estas libertades?

–Sin duda y es una lástima que el gobierno esté impulsando, por una ideología un poco trasnochada, proyectos y modelos que han fracasado comprobadamente. Es por eso que hemos apoyado el lanzamiento del libro de Mauricio Rojas que habla del otro modelo, de un país como Suecia que es moderno, solidario e impulsivo, que avanza. Este modelo sueco modernizado es una fuente de inspiración para nosotros.
–¿Qué impactos ve en la reforma tributaria que se aprobó?

–Tendrá una serie de efectos que ya estamos percibiendo en materia de inversión y generación de empleo, lo cual es lamentable.

No es el momento más oportuno para hacer una reforma tributaria, pero son las condiciones que necesariamente debemos aceptar. El gobierno tiene mayoría y tiene todo el derecho de hacer el planteamiento que estime pertinente para el país.

–¿Hay algo positivo en la gestión del gobierno?

–El hecho de tener una política fiscal responsable y buscar financiamiento para un proyecto de mayor gasto es muy razonable y habla de algo positivo. Así que hay que apoyarlo.
Lo importante es que este mayor nivel de recaudación y gasto produzca un incremento en el capital social, a través de la educación y nosotros en la Fundación para el Progreso tenemos serias dudas de las bondades del proyecto educacional que se supone requiere este financiamiento adicional por la vía de mayores impuestos.

–¿Se ha dañado el clima de inversión?

–Así es y no sólo por el incremento tributario, porque un alza de los tributos puede ser perfectamente razonable, en la media que haya un proyecto consensuado y donde podamos visualizar que hay claros beneficios para la sociedad, sobre todo si se trata de capital humano.

Al no ver esa claridad, nos preocupa enormemente el percibir que hay una tozudez ideológica que, para el mundo actual, está totalmente fuera de lugar. El mundo de hoy es uno donde los ciudadanos están mucho más informados, empoderados y valoran su libertad, por lo que es una pena que la Nueva Mayoría esté perjudicando un patrimonio político, que se ganaron legítimamente, promoviendo reformas que son muy cuestionables.

–¿La desaceleración se profundizará o mejorará como prevé el gobierno?

–El gobierno ha sostenido que 2015 se ve mejor, pero es ver para creer. La clave acá es la tasa de inversión y veremos si efectivamente se desarrollan los proyectos del sector público y privado, que debieran estar realizándose en Chile en el ámbito de infraestructura, minería y energía, entre otros.

Todo parece indicar que estamos en un ciclo depresivo en materia de inversión.

Fuente : El Diario Financiero